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INSOLITO // por Follen Kat

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Mensaje por Admin Jue Nov 12, 2015 4:21 am

hola este es un fic de follen kat
follen kat para muchos es una autora excelente de fics  
la persona que me paso este es su admirador  numero uno y me pidio que lo suba asi que aqui les dejo un fic de esta magnifica escritora



Esta es una historia que le quiero contar, aunque sé que le parecerá  increíble, pero le aseguro que es completamente cierta; verá, hay veces en que simplemente la magia se da y es entonces en que debemos creer, porque este tipo de milagros muy pocas veces en la vida se presentan. Pero déjeme le cuento, estaba yo una noche con cierto humor extraño, como si tuviese el presentimiento de que algo grande ocurriría, ya sabe, de esas premoniciones que de repente la asaltan a una. Entonces tuve la necesidad de llamar a Olga mi amiga, que más que eso es mi cómplice, mi camarada, mi socia de aventuras, casi mi hermana. Ya era tarde cuando empecé a marcar el número; sé que Olga me contesta sea la hora que sea, entonces uno, dos, tres timbrazos y nada que contesta, "que raro" pienso pues ella siempre atiende pronto al teléfono. Mientras pienso esto escuchó que levanta el auricular y sin esperar a que diga nada le disparo - ¡Qué hubo cabra, pues en donde andas que no me contestas!- y es entonces la sorpresa... - ¿Disculpe?- escucho decir a una voz angelical del otro lado de la línea, voz que nada tiene que ver con la lija que tiene mi amiga por voz, -¿Olga?- aun pregunto dudando, - No señorita, creo que está equivocada de número- susurra amablemente la voz del otro lado, cosa que me hace sonrojar por el suave tono que ocupa, "Volkova, que te pasa" me digo al sentir que la cara me arde al tratar de disculparme con la mujer del teléfono. -No se preocupe, por favor- me dice,- Y cómo no hacerlo, si es tardísimo- me vuelvo a disculpar; lo juro, nunca me sentí tan apenada y eso que soy una cínica, pero esa voz... ¡Ah! esa voz...

No quería dejar de oírla y de inmediato traté de hacerle plática, no sé que fue lo que a ella la impulsó a continuar, pero lo hizo, siguió mi plática. Quizá en esos momentos ella también experimentaba su muy particular "extraño" humor, así como a mí me sucedía. -Y dime... ¿Qué hace una voz tan sexy despierta tan tarde?- hice mi jugada y la escuche reír; si su dicción me había cautivado, su risa acabó por vencerme para ponerme a sus pies. Me dijo que no tenía sueño, que últimamente padecía de insomnios frecuentes, -Quizá sea que no te dejan dormir- le dije con malicia, que de inmediato ella comprendió el significado, -Precisamente es lo opuesto, lo que me quitta el sueño... Él no está- "¿¿Él??" me pregunté algo decepcionada, pues en mi cabecita loca se habían formado las más fantasiosas ideas, ese "él" obstaculizaba mis intentos, reí para mi interior, si sólo es una extraña que por equivocación está hablando contigo me dije. Pero le confieso, aún no sé que fue lo que me motivó a ser tan aventurera esa noche y así seguimos conversando; me dijo su nombre "Elena Katina" y le di el mío "Yulia Volkova", mencionó que trabajaba en un restaurante del cual era socia, le dije que me dedicaba a la actuación y a la bohemia, volvió a reír y me agradeció, dijo que tenía mucho tiempo de no hacerlo, yo me sentí bien al saberlo.

Hablamos, y mucho, desde cosas sin importancia hasta grandes temas de disertación filosófica, es gran conversadora ésta Lena, ¿Le mencioné a usted que ella me pidió que la llamase así?, no, no lo hice, es que ella me dijo que su nombre completo le parecía muy formal y que prefería esa forma contraída del mismo por ser mas relajado. Pero bueno, no divagaré más y le cuento, Lena es un placer conversando y la curiosidad me mordió la piel. Le pedí que se describiera físicamente... Primero silencio y después sólo escuche del modo más sensual un "soy un adefesio", para después dar una sonora carcajada que me contagió, - ¡¡Nahh!! una voz así tiene que ser de una diosa-, -¿Es un halago lo que escucho?-me respondió coqueta, -¡Pero claro que lo es! y ... más que un halago es una corazonada que tengo, porque debo decirte que nunca me equivoco- de haberla podido ver, hubiese notado ese rubor encendido en sus mejillas, lo imaginé por la risita nerviosa que precedió a su respuesta...-Soy alta 1.72m, pelirroja, ojos de color verdígris y con algunas pecas en el rostro...- me dijo y volví a atacar - Lo ves, si eres una belleza, en cambio yo sería una enana a tu lado...- la oí reír y continué - pero ya en serio, soy pequeña, 1.55 m, muy pero muy delgada, ojos azules y muy a mi pesar... rubia natural, pero me tiño el cabello-,- ¿Cómo así?- me interrumpió, - Sí, lo pinto de oscuro porque pienso que las rubias tienen ese halo de bobas que no va conmigo- creo que no pude sonar más vanidosa, porque en realidad no pude, pero me reí de mí misma por el comentario y entonces vinieron las preguntas de índole más personal.

Ahí si se lo confieso a usted, Lena me sorprendió con la primera, es decir horas antes yo le había dicho...¿Horas?, Sí, ¿No le comenté que charlamos casi toda la noche?, bueno así lo hicimos y como le decía, unas dos horas antes yo le había dicho "el que pega primero, pega dos veces...", ¡Ja! pero nunca me hubiera imaginado que Lena era tan hábil aprendiendo cosas. El caso es que me preguntó que si me gustaban las mujeres, - Eso es obvio ¿no?- reí porque esta mujer de voz hechizante, me ponía nerviosa; pero no ponga usted esa cara, sí... me gustan tanto las chicas como los chicos, espero que no le moleste y si así es, pues lo siento soy así. El caso es que di mi contragolpe con la pregunta-respuesta obvia "¿Y tú?", -Sólo chicos...- me respondió muy seria e inmediatamente traté de disculpar mi cinismo; no le voy a mentir, por primera vez en mi vida sinceramente traté de disculparme y explicar mi condición, pero las palabras se me atoraban en la boca, haciendo que yo dijera frases incomprensibles, carajo no tenía ni siquiera porqué disculparme pero sentí que debía hacerlo, esta mujer me movía. Entonces una sorpresa agradabilísima, mientras trataba yo torpemente de justificar mi proceder escuché un "¡Ja! ¡Te pillé!", seguido de esa efervescente risa - ...A mí también me gustan las chicas, pero quería probarte antes...- entonces su voz se tornó en extremo sensual,- recuerdas... somos dos totales extrañas- imaginé que ella estaría doblada de la risa mientras guiñaba un ojo al decirme esto. Me sentí absurda, había caído redondita en un truco viejísimo, no me imaginaba a Lena en ese plan. -Juguetona- utilicé mi tono seductor, -...Sí- respondió ella en el mismo, para después reír nuevamente.

Sabe... esa llamada equivocada me hizo muy feliz esa noche, tanto que sin darnos cuenta la plática se tornó muy íntima, dirá usted que estoy loca, pero cenamos juntas, bueno cada una en su casa pero vinculadas por el teléfono a una persona que en esos momentos se sentía tan sola o más que la otra. Después de cenar escuchamos música; lo sé, es de locos lo que le cuento, pero así fue; primero ella me hizo escuchar su favorita, y yo correspondí con la mía después y de ahí a ponernos cómodas, cada quién por su lado. Mire que estoy gozando con su cara, no me vea de ese modo, ¿Continuo?, muy bien lo haré. Mientras me acomodaba en mi cama le dije -¿Estás... Segura?- me respondió que si, imagino que también se acomodaba entre sus sábanas y entonces le empecé a hablar, con tono suave le sugerí que colocara su mano ahí... en ese lugarcito entre sus piernas, que yo también tenía la mía colocada ahí. Entonces la oí suspirar y su respiración se hizo profunda en el momento. Mire usted, que jamás había hecho algo similar, pero el eco de lo que escuché esa noche aún me eriza la piel, lo acepto, contado así parece una perversión, pero fue sublime escuchar como Lena emitía ese gemido sordo al llegar, cosa que inmediatamente me proyectó a mí al mismo nivel. Lo juro, fue tan intenso que las piernas me dolían mientras podía escuchar al otro lado de la línea que Lena reía, "de qué se ríe" pensé primero y después comprendí que esa era su forma de manifestar la satisfacción que experimentaba.

Me enamoré sin verla, no necesitaba hacerlo... ¿Qué cómo era posible?, no lo sé pero me apasioné de ella, la amé, desde que oí su voz amable, desde que continuó charlando, aún sin tener necesidad de seguir esa plática con una extraña a la que quizá nunca vería y que por una afortunada coincidencia del destino, se había equivocado de número telefónico. Me sentí la mujer más suertuda del planeta y lo único que me faltaba era conocerla en vivo. En ello pensaba cuando ella sugirió un baño, "para relajarnos" dijo, fue una idea que me resultó estupenda pues si lo precedente había sido estupendo, imaginé que el baño sería fabuloso. Entonces cada quien saltó de su cama y pronto el vapor del agua caliente vertiéndose en la tina, iba invadiendo mi cuarto de baño, supongo que una situación similar se estaría desarrollando en el de Lena mientras que seguíamos conversando. -Podría hablar contigo toda la vida...- me dijo y sentí que en el pecho, el corazón me daba un vuelco, - yo también, preciosa- le respondí completamente conmovida y luego la cuestioné -¿Y ahora que haces?-,-Estoy enjabonando la esponja-, -Mmmm... eso suena bien, ¿No quieres que te frote?- volvió a reír y me dijo - Sabes Yulia, esto que estamos haciendo nunca lo había hecho antes, y dirás que soy insana, pero lo estoy disfrutando mucho...- le creí y mientras la escuchaba acomodé el teléfono entre mi hombro y la mejilla, dejando así  libres mis manos para tomar el jabón y la esponja.

Entonces lo más inverosímil sucedió; justo cuando ella me estaba proponiendo que nos conociéramos y yo aceptaba, en el gesto más torpe que pude hacer al querer acomodar el auricular en mi oído, mis manos enjabonadas hicieron resbalara al aparato de entre mis dedos, para así caer éste al interior de la tina...-¡¡CARAJO!!- grite desesperada mientras buscaba en el fondo del agua al aparatejo. Me insulte mil veces y mil veces más al ver que esta pieza de la más sofisticada tecnología yacía entre mis dedos completamente muerta, inservible, inútil. Impotente pulsé la tecla de remarcado con  la esperanza de volver a hablar con mi ángel, pero nada, la memoria del muy maldito se había dañado y con toda la rabia del mundo arrojé a la pared, lo que ahora era un pisa papel muy sofisticado. Me volví a insultar pues la culpa y la sensación de pérdida me obligaba a ello. Imagínese usted, en ese momento había perdido al amor de mi vida aún sin conocerla, sí... Al Amor de Mi Vida, pero no se preocupe, puede usted reír de mi torpeza.

Frustrada me fui a la cama para tratar de dormir lo que restaba de la madrugada, pero sólo conseguí dormitar algunas horas; por la mañana me tenía que presentar en el ensayo de la obra de teatro que estábamos montando. Al llegar Olga se burló de mí, - ¿Qué pasó cabris? que mira tienes esa carita de perro apaleado, que no puedes con ella...-  decía mientras reía a carcajadas de mi aspecto, entonces le conté lo sucedido la noche anterior y su risa se fue transformando en una expresión de sorpresa, para después de manera maliciosa decirme " Volkova querida, eres una pervertida" y volverse a ahogar de la risa tras un ataque provocado por mi relato del final de esa llamada de ensueño. Yo  estaba molesta, no con ella por burlarse de mí, sino estaba molesta conmigo pero más que molesta, me sentía extrañamente triste pues en otra época hubiese reído del episodio, ¿Le dije a usted que me sentía perdida? Si... se lo dije, lo siento si estoy repitiendo, pero así me sentía. Tanto así que la misma Olga notó mi estado y se conmovió - Ay Yulia, no lo puedo creer, estás enamorada.- Suspiré largamente para después mirarla con tristeza, entonces me abrazó -Anímate amiga, puedes buscarla sabes su nombre...-, - Sí lo sé, pero sabrá Dios cuantas Elena Katina habrá en el país o el peor de los casos, que tal que su número es privado y no aparece en la guía - le dije interrumpiéndola, entonces continuó - Pero bueno, nada pierdes con intentar... Además igual y es un "adefesio" en verdad...- me dijo ahogándose nuevamente de la risa, -Maldita- le respondí sonriendo.

¿Qué pasó después?... ¡Ah mi amigo! Déjeme decirle que cuando a mí se me mete una idea en la cabeza, nada me detiene y sí algo me caracteriza es ser terca. Entonces empecé por lo básico, la guía telefónica. Ahí encontré más de veinte personas que correspondían con nombres similares, a las cuales por supuesto que llamé; más de una resultó ser una ancianita que imagino casi les causé un infarto al escuchar "...Hola soy Yulia, la perversa de anoche...", pero en fin, marqué los veinte números y ninguno pertenecía a la voz que me había cautivado. Al soltar la bocina tras marcar el último, me sentí decepcionada. Sería acaso que su nombre no figuraba en el registro y en ese caso sería casi imposible localizarla. Ha notado usted que dije "casi", pues sí casi imposible pues al estar pensando en ello, algo se iluminó en mi pensamiento, imagino que eso mismo le pasó a Arquímedes cuando dijo "Eureka". Entonces casi eufórica me dirigí a las oficinas de mi compañía telefónica para solicitarles un registro de mis llamadas realizadas ese día. Con mucha extrañeza y algo de recelo me entregaron la bendita lista. ¡Ahí estaba! No sabe usted, no cabía en mí de la felicidad, e inmediatamente me dirigí al primer teléfono público que se cruzará por mi camino.

Con el corazón a punto de reventar marqué su número y empezó a timbrar; mire que estuve a punto de colgar y salir corriendo, pero entonces... - Bueno...- contestaron al otro lado, "no es ella" inmediatamente pensé, pero pregunté dudosa - Disculpe...¿La Señorita Elena Katina vive ahí?-, -Sí pero no se encuentra- respondió mi interlocutora, en ese momento un sabor agridulce me invadía la boca; por un lado ya la había localizado, por otro no podía hablar con ella; pero con todo me sentía inmensamente feliz y con entusiasmo desbordante le pregunté, o más bien interrogué en dónde estaba, a que hora llegaba, entre otras cosas. La persona al otro lado de la línea debió pensar que yo era alguna psicópata pues se negaba rotundamente a responder a mis preguntas y cuando sentí que estaba a punto de colgarme el teléfono le dije "... por lo menos dígale que llamó Yulia". Entonces silencio y le escuché otro tono de voz -¿Yulia?,¿La Yulia de la otra noche?-,-¡¡Si!!- le respondí en un grito, para después confirmarle con un "si soy yo" muy tímido. Imagíneme usted a mí sintiendo pudor, pues si la persona con la que yo hablaba en esos momentos sabía de mí, eso significaba que Lena le había contado, le juro que la cara se me puso carmesí, entonces la chica me dijo -¿¿Y que haces ahí?? Anda a buscarla mujer,, ella está en el restaurante ahora...-, yo no sabía dónde era, pero nuevamente salió al rescate Malenka, ¿Le mencioné que Malenkaya es la mejor amiga de Lena?, bueno ella me dio la dirección y salí corriendo o mas bien, volando hacia allá.

Antes de llegar me detuve a comprar un ramito de flores insignificante debido a lo reducido de mi presupuesto, usted sabe, me había dejado casi en blanco el empleadillo de la telefónica, quién por módica cantidad me había dado el registro de las llamadas, pero eso era lo de menos, aún así no quería llegar con las manos vacías, así que compre un ramilletito de margaritas blancas. Y entré al lugar con cara de asustada, entonces imaginé mi rostro y me di risa, empecé a relajarme; pregunté a un mesero por Elena, entonces el joven me señaló a una mujer que se encontraba de espaldas a mí, una pelirroja. Lo que vi me dejó helada se lo confieso, pues en mi mente se había formado otra imagen que en nada correspondía a la de la alta mujer entrada en años y en carnes, que se me presentaba en frente. Si bien coincidía en algo a la descripción que Lena me había dado, no podía ser ella, aun así me acerqué, toqué su hombro y dio la media vuelta. Yo no sabía que hacer así que le di el ramo a la mujer que me miraba sorprendida y entonces emprendí la huída. Ahora que lo pienso, fui totalmente estúpida, ridículo fue mi proceder y no tengo justificación, quizá solamente que en ese tiempo yo vivía con los ojos cerrados, pero bueno, salí del lugar sin confirmar siquiera si era ella, ¿Absurda verdad?.

Sintiéndome como la mujer mas inocente del mundo y sin tener nada más importante que hacer, me fui rumbo al teatro con la cabeza hecha un nudo de ideas, por un lado incrédula, por otro moralmente culpable. Al llegar estaba el grupo reunido en la calle, pues el encargado de abrir las puertas aún no había llegado; Olga me vio venir, supongo que por mi andar adivinó que algo contrario me había sucedido, entonces me recibió con los brazos abiertos. -Tenías razón... Era un espanto- le dije y por un momento me anclé en su abrazo, pero aquí viene lo bueno; ¿Alguna vez ha sentido usted que lo observan con una mirada tan penetrante, que lo obliga a buscar el origen de ella?, pues sí, así sentí que me veían. Entonces aún en el abrazo de Olga empecé a buscar con los ojos a la persona a la que pertenecía esa mirada. Pude localizarla en la contra esquina de la calle... ¡Dios! ¡Era la pelirroja más hermosa que jamás hubiese visto en mi vida! Inmediatamente me solté de mi amiga y le sonreí, algo me obligaba imperiosamente a hacerlo, pero entonces su rostro tenía una expresión como de decepción, cosa que no entendí y volví a lanzarle la mejor de mis sonrisas, ella solo dio la media vuelta y se alejó, dejándome a mi con una extraña sensación. Dirá usted que muy pronto había olvidado a mi ángel telefónico para coquetearle a la chica de la calle, pero no es así porque lo insólito se estaba presentando a cada momento en mi vida, pues tiempo después sabría yo que la diosa que me observaba en realidad era mi Lena, ¡Si Ella!.  Quién así como yo, me había encontrado tras una búsqueda mucho más exitosa que la mía. Malenkaya me lo dijo. Lena había asistido a ver la representación de la obra al teatro, sabía perfectamente quién era yo y al saber que la había llamado, decidió buscarme. Pero supongo que al verme abrazada de Olga quizá presupuso que éramos pareja. De cierto modo también ella estaba siendo víctima de una confusión similar a la que yo había experimentado, seguramente el destino se estaba muriendo a carcajadas incontrolables en esos momentos, gracias a este enredo hilarante que vivíamos.

 Decidí seguir mi vida sin pensar en aquella voz que me había hechizado, pero créame que era imposible, pues más tardaba en decirme "no pienses...", que descubrirme estar pensando en ella. Mi mente no la dejaba salir de ahí, su voz me perseguía así como todo lo que aquella noche me había dicho. Era muy claro, estaba enamorada profundamente de ella... No crea, luché conmigo como usted no tiene una idea, es decir batallé para vencer a mis propios prejuicios, percatándome de que una se enamora realmente solamente una vez en la vida. Entonces decidida me dije: " no importa que sea llenita o que sea algo mayorcita, es ella, tiene que ser" y me fui de nuevo a buscarla al restaurante, pensé que esta vez sí le hablaría, le diría lo que estaba sintiendo. Así fui decidida hacia el local, envalentonada con el amor que sentía y al llegar una sorpresa mayúscula me esperaba. Elena se hallaba hablando con dos mujeres y ¿Con quién cree usted?... ¡Sí, con la pelirroja de la calle!, de momento sentí como quién pisa en falso y empecé a sudar, pero respire profundo mientras me ordenaba a continuar y me plante frente a ellas. - Lena,  vengo a decirte que estoy enamorada de ti y que amarte es solamente lo único que me importa en esta vida...- disparé a quemarropa. Lo sé muy abrupta mi declaración, aún para mi,  pero lo que yo sentía por ella así me obligaba a hacerlo. Inicialmente en el rostro de las tres mujeres se formó una expresión de sorpresa, podía leerlo con claridad cosa que de inmediato me hizo arder el rostro en vergüenza, pero aun así permanecí firme,  no sería cobarde otra vez. Los segundos que transcurrieron a el lanzamiento de aquella bomba me parecieron una eternidad, era como una escena de una película surrealista, en donde las imágenes se suceden con una lentitud pasmosa.... "Señorita, creo que esta equivocada usted de persona..." respondió con voz áspera quién yo creía que era Lena para soltarse después a reír, las otras dos mujeres se sumaron a la diversión.  El asombro en mi rostro se notaba, porque por más que abría yo los ojos no podía entender lo que me había dicho, el mensaje tardó siglos en llegar a mi cerebro. Entonces la voz del ángel se hizo escuchar... - Hola Yulia Volkova, soy Elena Katina - imagínese usted mi reacción al compaginar esa voz con la belleza de aquella pelirroja que me miraba conmovida.  Creí haber muerto e ido al cielo y entonces agradecí a Dios por toda aquella serie de confusiones que nos habían llevado a esto, con sonrisas empezamos a hablar. Lena me presento a las dos mujeres, una era la querida Malenkaya y la otra efectivamente era Elena, una de las socias del restaurante, pero le confieso a usted, yo no sabia si reír o llorar en ese momento. Opte por reír y desde entonces lo hago. Lena es la mujer mas maravillosa del planeta, me ama y yo la adoro, puede usted creerme o no pero una cosa le digo... Espere lo inesperado que la vida nos puede sorprender en cualquier momento, regalándonos el tesoro más anhelado... Un Amor Insólito.

-  Fin.  -
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